Heart of Glass (Werner Herzog, 1976)

En 'Cada noche el árbol desaparece', el libro crónica del rodaje de 'Corazón de cristal', el autor, Alan Greenberg, va desgranando a través de las anécdotas del detrás de cámara, la forma de trabajo de la tal vez más excéntrica película de Herzog. El director alemán realizó un casting buscando actores para ésta cinta, donde los actores accedieron a participar en sesiones de hipnosis, así, Herzog logra un efecto de extrañamiento al echar mano de actores no profesionales, que recitan diálogos en un estado de paroxismo y trance. En ésta escena, cada uno de los personajes realiza una acción, en aparente desconexión del resto, casi como un coro donde cada uno interpreta una partitura de una misma ópera. Sin embargo, a su manera, cada uno es responsable de la tragedia que allí se desarrolla. La música es aquí la conectora entre la cuarta pared y el espectador, quien en un momento es invitado a retirarse, para no presenciar el crimen que se va a cometer. Sin embargo, como voyeurs-espectadores que somos, la música sigue escuchándose detrás de la puerta y nosotros somos encerrados y obligados a participar del sacrificio.

Diez (en realidad dieciseis) razones por las que amo Two-Lane Blacktop, por Richard Linklater

1. Porque es la más pura road-movie estadounidense de todos los tiempos.
2. Porque es como una película de autocine dirigida por un director de la Nouvelle Vague.
3. Porque lo único que puede entrometerse entre un chico y su obsesión por los autos es una chica, y Laurie Bird desarma perfectamente la unidad entre el Conductor, el Mecánico y su auto.
4. Porque Dennis Wilson lleva a cabo la mejor interpretación jamás realizada... por un baterista.
5. Porque James Taylor parece un refugiado salido de una película de Robert Bresson.
6. Porque hubo una vez un dios llamado Warren Oates que caminó por la Tierra.
7. Porque hay una larga controversia sobre quién lleva realmente las riendas en esta película. Hay diferentes posiciones. Algunos dicen que es el Chevy modelo ´55; algunos dicen que es el GTO. Pero yo soy un "hombre Goat", tengo un GTO—'68.
8. Porque tiene el final más puramente cinematográfico de la historia del cine.
9. Porque es como un western. Los tipos son como los viejos pistoleros, listos para desenfundar la pistola más rápida del pueblo. No hablan de viejos glorias, sino de viejos autos que tuvieron.
10. Porque Warren Oates tiene un sweater de casimir diferente para cada ocasión. Y, por supuesto, la barra de tragos en el baúl.
11. Porque a diferencia de otras películas de aquel momento, sobre la diseñada alineación de la cultura de las drogas y las protestas contra la guerra, esta película es sobre la alienación del resto, como si The Americans de Robert Frank tomase vida.
12. Porque Warren Oates, como el GTO, pide una hamburguesa y un [analgésico efervecente] Alka Seltzer, y dice cosas como “Todo está yendo muy rápido y no lo suficientemente rápido”.
13. Porque es tanto la última película de lo ´60 –aunque sea de 1971- como la primera de los ´70. Ya saben, esa grandiosa época de películas estilo “¿Cómo demonios llegaron a hacer esa película en el sistema de estudios/ Hollywood nunca haría eso hoy”.  
14. Porque los motores nunca sonaron mejor en una película.
15. Porque estos dos jóvenes en su viaje a ningún lado realmente no saben de qué hablar. El Conductor realmente no conversa cuando está al volante, y el Mecánico realmente no habla cuando está trabajando en el auto. Así que, antes que nada, estamos frente una experiencia visual, atmosférica. Ver esta película correctamente implica ser absorbido por ella.
16. Y, sobre todo, porque Two-Lane Blacktop sostiene todo el tiempo su idea. Y eso es raro en este mundo; una película completamente honesta.

Una lectura sobre cine y ensayo

"En Jallalla Bolivia lo primero que aparece es el material fílmico, el artificio cinematográfico: las imágenes y el sonido marcados por la toma de una vieja cámara Bolex a cuerda en donde lo brumoso comienza a aclarar y en blanco y negro vemos a personas que van cruzando a pie el límite con Bolivia. La música incidental es perturbadora. En Jallalla Bolivia no hay voz en off, no hay autoridad, no hay entrevistados, la cámara renuncia a interpretar. Y nada de esto es necesario para entender lo que significó la asunción de Evo Morales por primera vez a la presidencia de ese Estado plurinacional que es Bolivia. La música ocupa un lugar tan central porque amplifica lo que no podemos escuchar y que Diego Fidalgo intuye: el bramido agónico de la tierra, el estremecimiento de una cultura que espera hace quinientos años. Los sonidos corresponden a las composiciones de Mauricio Kagel y las músicas andina y aymara, por un lado, y las voces de la calle como ecos de la ciudad, más los noticiarios radiales, pero con una distancia de escucha: la de un extranjero que quiere comprender abandonando lo que cree sabido. La película es un poema épico y elegíaco a la vez". Fragmento de El ensayo a la búsqueda de la imagen, de Vanina Escales.

Deux jours, une nuit (Jean-Pierre et Luc Dardenne, 2014)

Dos días y una noche es todo lo que tiene la protagonista del film para mantener su trabajo. La película se asienta en la premisa de cómo el capitalismo y su lógica se introduce en la vida cotidiana y pervierte y degrada todo lo que toca. Las lógicas empresariales, las metas, los objetivos, dentro del sistema capitalista están siempre por encima de las personas. Acotada en un espacio temporal, comprimida, la película, como la mayoría de los Dardenne's consigue meternos en la piel del personaje, nutriéndola de nuestras propias experiencias en el mundo laboral. Cada pequeña victoria y cada pequeña derrota (los votos que debe conseguir para mantener su empleo) no parecen en definitiva configurar un final esperanzador, ya que de todos modos quién querría conservar un trabajo dentro de ese grupo humano. Sin embargo todos deben decidir entre una prima (comisión) o que su compañera pierda su trabajo. Una premisa sencilla que mantiene el nervio y no lo suelta jamás, con precisión y maestría. El mundo laboral en un sistema capitalista es solo eso: dinero.

Ermanno Olmi: el acto creativo

El periodista italiano Aldo Tazone realizó una entrevista con Ermanno Olmi, autor de 'El árbol de los zuecos', donde le preguntaba las motivaciones técnicas, histórico-políticas y sociológicas del film. Olmi, muy esclarecido ideológicamente, respondió con lucidez a las preguntas del periodista. Después de la publicación de la entrevista Olmi le escribió una carta a Tazone donde le decía: "Al leer lo escrito por mí frente a tus preguntas me di cuenta que lo que contesté es muy inteligente, pero lo veo alejado de todo el proceso de mi creación. Mi creación es más misteriosa. Me posee. No es del todo mía. Te aclaro que de todo esto no hablé en la entrevista y por eso creo que es incompleta".

Hors Satan (Bruno Dumont, 2011)

A pesar de su confeso ateísmo, la cuestión de lo religioso es central en la obra de Dumont. Por más que no se sienta partícipe de ese movimiento, el director sabe que las religiones dividen aguas. En su debut cinematográfico, con 'La vida de Jesús', Dumont abordaba la vida de un muchacho en un pueblo rural de la Francia profunda, del encuentro personal a través del dolor, como en 'Pickpocket', de Bresson. Aquí, el protagonista es un animista, adorador de la contemplación del paisaje, los atardeceres y el aire que se respira a campo abierto. Pero además, el hombre obrará milagros (como en la 'Ordet' de Dreyer) y mostrará también un costado implacable a la hora de cuidar a la muchacha que se interesa por él. Pareciera que su misión consistiera en borrar al demonio de la faz de la tierra, pero no puede evitar, ni lo intenta, ser él mismo un ángel caído.

Two Lane Blacktop (Monte Hellman, 1971)

Road movie, que de algún modo viene a clausurar (o en todo caso denostar) lo que 'Easy Rider' había inaugurado, eso de que la vida se encontraba en la carretera. Relato preciso, austero, que no se detiene en detalles ni explicaciones y toma el pulso a los protagonistas, los músicos James Taylor y Dennis Wilson (Beach Boys) devenidos actores para esta apuesta cinematográfica de resultados contundentes e incómodos. El vacío es aquí protagonista, representado en las formas y comportamientos hoscos de los actores que recorren los caminos profundos de Estados Unidos en una carrera que solo encontrará su final también en manos del destino. Si en 'Easy Rider' el enemigo era externo, aquí el factor será interno, en un viaje frenético hacia un lugar donde el propio cine tendrá la imposibilidad de representar.

Reencuadres: Hey Sally!

En 'Lynch (One) (NN, 2007)', el documental que acompaña un tiempo al realizador David Lynch durante los preparativos del film 'Inland Empire', hay una escena que muestra cómo Lynch construye un espacio, una atmósfera y una historia allí donde no hay nada, literalmente. El trabajo de pre-producción de la película lo llevó a Lynch a recorrer infinitas fábricas abandonadas en Polonia, suponemos que el director tiene una particular atracción por este tipo de lugares y espacios vacíos, como puede apreciarse ya en su primer film 'Eraserhead', donde el protagonista se mueve en ese paisaje industrial desértico. En la escena en cuestión de este documental, Lynch, junto a un técnico de sonido arriban a un salón enorme en una fábrica abandonada, el lugar está vacío, aunque la vista se ve interrumpida por innumerables columnas que abarrotan el espacio. Entendemos que Lynch quiere probar la acústica del lugar, pero lo que supone una mera prueba rutinaria se transforma en un momento mágico, cargado de esas atmósferas lyncheanas, que producen un extrañamiento y genera con su voz un universo personal y misterioso, como nos tiene acostumbrados. Lynch grita hacia una mujer imaginaria que se encuentra en algún lugar del salón vacío: Hey Sally! Hey Sally! You remember me? Como es de suponer Sally no le contesta y lo que vuelve a Lynch es el eco de sus propias palabras, cargadas de desilusión. Por un momento Sally es corporizada por la voz de Lynch, entrevemos el tiempo pasado entre ellos, la distancia meta-física que los separa, en un reencuentro improbable. Es un instante único, de esos que suele captar el cine documental, que habla del proceso creador de un artista único. Hey Sally!

Photographic Memory (Ross McElwee, 2011)

La memoria es la materia de este  film de McElwee, donde el realizador, esta vez expande los límites de su obesión territorial de filmar el sur, para trasladarse a Francia luego de casi 30 años. Allí buscará a un mentor fotográfico que le dio trabajo como fotógrafo social, a una novia y desde esa distancia espacial con su hogar en los Estados Unidos, construye un relato que tiende hilos a través de skipe con su hijo, quien ya es un adolescente que va tras los pasos de su padre como realizador pero con los intereses propios de su edad. Los reencuentros con las personas que conoció en Francia hablan de la fragilidad de los recuerdos y de la potencia que tiene la fotografía y el cine a la hora de fijar y capturar un momento eterno. Primer película rodada en formato digital por Mc Elwee.

El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973)

En un pueblo perdido de la España de la guerra civil, llega un día como otros un cine ambulante que proyecta 'Frankestein'. Ana y su hermana mayor asisten a la función y lo que verán allí las acompañará durante el tiempo que la cámara se queda con ellas, propiciando fantasías infantiles donde lo real es puesto en discusión. Un maqui herido, se esconde en una macía abandonada y Ana comprende de pronto que el extraño de la película ahora está frente a ella, y precisa su ayuda. Relato bellísimo y triste a la vez, como todas las películas de Erice.

M (Fritz Lang, 1931)

Peter Lorre encarna a M. un sádico asesino de niños, antes de instalarse en Estados Unidos y convertirse en la cara del malo por excelencia en innumerables films de cine negro. Lang se adelanta a su época proponiendo un impresionante artillería de movimientos de cámara y encuadres insospechados para la época, logrando un relato lleno de suspenso y emotividad. El punto alto de la película son la aparición del mundo del delito como punto de control del asesino, quien al aterrorizar a la población comenzaba a afectar sus "negocios". La interpretación de Lorre a lo largo de toda la película, sobre todo en el juicio sumario que le hacen los ladrones, es sublime, uno de los puntos más altos de su carrera.

Let's Get Lost (Bruce Weber, 1988)

Jugando con el título del último álbum de Chet Baker, el realizador retrata al músico durante la grabación del disco, perdido y encontrado en distintas situaciones que denotan el cansancio de un hombre que malgastó e hizo abuso de su talento, en pos de una idea del arte como fin en sí mismo. Utopía a los que pocos artistas son capaces de entregarse con cuerpo y alma, a costa de encenderse y dejar cenizas como rastros de una obra que se erige por encima del autor. A lo largo de 40 años Chet se dedicó a componer y ser parte de la renovación del jazz, encontrando su propio sonido detrás de la trompeta y del micrófono, con su particular y susurrante voz. Encantador, seductor, autodestructivo, inhasible, facetas que va descubriendo Weber a partir de sus ex parejas, amigos y fans. Con una elegancia y un pulso admirable, este cuasi rockumental se levanta como testamento final de Baker.

Crumb (Terry Zwigoff, 1994)

Cada película tiene su momento de identificación, de ese sentimiento de que nos están hablando al oído, movilizando fibras íntimas. A veces no es el momento o tienen que pasar varias vueltas de días y experiencias para que esa música suene para nosotros. En CRUMB, el largo y por momentos doloroso retrato que hace Zwigoff del dibujante impulsor de la movida under del comic de los sesenta Robert Crumb, hay un momento donde la música es el pretexto para dar con el espinazo de toda la obra del artista. En sus palabras: "Cuando escucho música antigua es uno de los pocos momentos en que realmente tengo un poco de amor por la humanidad. Escuchas la mejor parte del alma de la gente común, tú sabes. Es su manera de expresar su conexión con la eternidad o como quieras llamarlo. La música moderna no tiene eso. Es una calamitosa pérdida que la gente no pueda expresarse ya de esa manera". Esta es a mi entender, la esencia del arte de Crumb, el escondite perfecto tras la profesión de dibujante, para recluirse de un mundo que se le muestra extraño y hostil. Y como si se tratara de un monstruo de tres cabezas, la presencia de sus dos hermanos, que terminan de configurar esa marca Crumb que habla del desasosiego y de la fragilidad de ese sueño americano encarnado tal vez por su padre, autor de libros de liderazgo y autoyuda. Crumb muestra la solapa de un libro de su padre, con una fotografía que lo muestra sonriente, y subrayando con su típica risa nerviosa e incómoda (marca registrada de los payasos) cómo esa sonrisa se diluía al llegar al hogar.

Mes séances de lutte (Jacques Doillon, 2013)

Los cuerpos se miden, se desafían, son como viejos enemigos, duelistas que sostienen pequeños rounds o sesiones donde para que pueda surgir el amor, primero, los amantes tienen que saldar cuentas pendientes a través de estas sesiones de lucha que comienzan siempre en forma dialética pero allí donde las palabras dejan de surtir su efecto horadador, destructivo, es el cuerpo el que asume el rol de emisor y receptor de golpes que verbalizan las pasiones encendidas de la pareja, que tendrá que pasar por esta serie de violentos encuentros para poder vislumbrar al final lo que siempre estuvo allí, entre ellos, el amor y la perdición.

An Injury to One (Travis Wilkerson, 2002)

Película que reconstruye la vida y el entorno de Frank Little, un organizador anarquista de la IWW asesinado en Montana, Estados Unidos, en tiempo de la primera guerra mundial. En base a una impecable utilización de archivos de diarios y fotografías, el director reconstruye la historia de Butte, un pueblo minero que emerge gracias a la extracción del cobre, metal que pasa a ser fundamental en época de guerra. Metáfora de un modelo capitalista depredador que comenzaba a asomarse al mundo. En el año 1929, el escritor Dashiell Hammet publica 'Cosecha roja', se dice que la novela se basa en sus experiencias mientras trabajaba como operador para la agencia de detectives Pinkerton en Butte, Montana. El film apunta a Hammet como uno de los responsables de la muerte de Little.

En reconstrucción


'Así se construye' es un documental encargado por La Biblioteca Vigil alrededor de 1964 para difundir el proyecto. El corto, guionado y dirigido por Ricardo Alventosa, cuenta entre los créditos como camarógrafo a Félix Monti (quien más tarde sería el director de fotografía de películas como 'La historia oficial' o 'La niña santa', entre otras). El documental registra todas las actividades que se producían en la Vigil y daba especial atención al trabajo con los niños que eran parte del proyecto, educándolos para un futuro mejor y propio.

En las grietas del recambio tecnológico

Mientras en el sur siempre esperamos las novedades tecnológicas del norte para enriquecer nuestro técnica en el lenguaje audiovisual, muchas veces la impaciencia o el ingenio, hace que uno se ponga a experimentar y a probar con opciones hechas en casa, con lo que se tiene a mano. Es el caso de 'Rainy Day', un corto filmado en Rosario por Lionel Rius alrededor de 2009, cuando todavía no habían desembarcado las cámaras fotográficas full HD. Rius diseña un ingenioso dispositivo que le permite ubicar en el extremo un lente fotográfico para poder jugar con la distancia focal y dotar así de mayor expresividad a su narrativa. La breve pieza se desarrolla en una tarde de lluvia y el realizador se concentra en los detalles de su habitación, acompañado de una música que separa, como un vidrio empañado, el sol de la lluvia.

Signers Koffer (Peter Liechti, 1995)

Liechti se propone hacer un registro de las extrañas y efímeras intervenciones que realiza Roman Signer, un insólito artista suizo, cuyas acciones se perderían si no estuviera cerca el realizador. Signer toma a la naturaleza como escenografía natural de las obras que crea, y un humor sutil y soterrado, aunque melancólico, recorre y pinta a un personaje obsesionado por juguetes y autos que se fabricaban del lado oriental del muro de Berlín, hasta la caída de los regímenes comunistas.

Juan, como si nada hubiera sucedido (Carlos Echeverría, 1987)


Segundo largometraje de Echeverría, que viene a continuación de 'Cuarentena', sobre el exilio de Osvaldo Bayer en Alemania. En este caso, el realizador elige contar la historia de Juan Marcos Herman, un estudiante desaparecido en la ciudad de Bariloche. Sin perder en ningun momento el pulso cinematográfico construye un relato que muestra la devastación que provoca en la familia (y en la sociedad) la desaparición de un joven en manos de una dictadura genocida. En la foto, Echeverría caracterizado como camarógrafo de la televisión alemana, consigue hacer hablar a uno de los responsables de la desaparición de Herman. Muchos proyectos naufragaron por caminos errados al contar el horror de la dictadura, pero este film a casi 30 años sigo siendo a mi entender el que mejor ha abordado el tema. En esa línea podemos destacar 'Los rubios'; 'Garage Olimpo' o 'M'.

75 habitantes, 20 casas, 300 vacas (Fernando Domínguez, 2011)

Un pintor, retratado en el otoño de su vida, perdido en algun barrio porteño de Argentina, se dedica paciente y obsesivamente a darle forma a una obra muy particular, tratando de recordar ese paraíso perdido que es la infancia, pintando el pueblito donde fue a parar su familia al tener que exiliarse de la guerra civil española. A través de algunos de los 600 óleos que dan cuenta de Vieilles (Francia), el pueblito en cuestión, Nicolás Rubió pinta los personajes, sus vecinos y recupera anécdotas tan elementales, simples y profundas, como pudieron haber sido a la distancia, esas relaciones fraternales forjadas al calor de la solidaridad.

Mouchette (Robert Bresson, 1967)

"Esperen, tengan fe, dénme tres días, dijo Colón". Mouchette no puede entonar una canción en un coro que habla de esperanza, de fe... Reflejo, instinto de una temprana conciencia de un mundo que se le presenta intolerable. Solo en la escena de los autos chocadores la vemos sonreír, recuperando su niñez perdida. De lo mejor de Bresson. 
Aquí se puede ver un raro detrás de cámara sobre el rodaje.


Crónica de Anna Magdalena Bach (Straub-Huillet, 1968)

Luego de un largo peregrinar de casi 10 años en busca de financiación, la pareja de realizadores consigue poner en marcha esta película. Al parecer radical en su forma, pero original al descartar la utilización de actores profesionales que se pusieran en la piel de Bach y su esposa, Anna. Qué mejor que acudir a músicos para encarnar a músicos. Se prioriza entonces aquí la ejecución de los temas en tiempo real, el mostrar el trabajo cotidiano que acompaña al genio que poseía Bach. Encuadres y silencios que remiten a Bresson pero que comienzan a delinear el estilo propio que caracterizaría toda la filmografía de la pareja, que se dedicaron con coherencia y un trabajo silencioso a lo largo de 40 años a interrogarse como pocos sobre el arte en general y su traducción cinematográfica en particular. Vale la pena verlos trabajar en la sala de montaje, manteniendo discusiones filosóficas alrededor del cine en el excelente documental de Pedro Costa, 'Donde yace tu sonrisa escondida?'.

Un crítico a la distancia

De izquierda a derecha, Emilio Toibero; Martín Rejtman y Rosario Bléfari, en ocasión de la proyección de 'Silvia Prieto' en el Aula Magna de la Facultad de Humanidades y Artes de Rosario, en una función organizada por el propio Toibero. 
Recuerdo los ciclos que organizaba el crítico en el Parque España, tuvimos allí la oportunidad de ver y descubrir filmografías inéditas y desconocidas. Había en esas proyecciones pasión cinéfila, comentarios y búsquedas de sentidos, y la posibilidad de ver y descubrir a Pasolini o el cine ácido de Hal Ashby. Emilio Toibero también daba talleres de análisis de filmografías y directores e hizo algunas reseñas y crónicas para la revista que editaba La Comedia de Hacer Arte, en la cuál estuve brevemente a cargo de la sección 'Berretín de butaca a contraluz', dedicada al cine. Compartimos una de esas notas del crítico, a casi diez años de su muerte, donde daba cuenta de los rodajes de Sadurní, de Darío Nardi y la producción de Fernando Zago. Enlace a la nota.

It's Impossible to Learn to Plow by Reading Books (Richard Linklater, 1988)

Film que sienta las bases de una parte de la obra de Linklater, en una carrera que alterna con otra faceta un poco más comercial. El título refiere a un proverbio ruso que dice que es imposible aprender a arar leyendo libros. El mismo Linklater le pone entonces el cuerpo a este deambular por lugares y territorios vacíos, en busca de algo que se intuye pero que no se muestra. Podríamos decir la libertad, la búsqueda del conocimiento, el encuentro con el otro y uno mismo. Lo interesante de este film independiente, rodado en super 8, es que podemos encontrar los comienzos de un lenguaje cinematográfico propio que continúa desplegándose más tarde en 'Slacker'; 'Suburbia' y 'Waking Life', marcando el cuerpo de una parte de su obra que tiene que ver con una búsqueda existencial para lo cuál, como dice Erice, el cine es un vehículo apropiado.

Septien (Michael Tully, 2011)

Film escrito, dirigido y protagonizado por Tully, quien vuelve al seno familiar luego de años de estar perdido. Es un retorno incómodo, al menos para sus dos hermanos que han seguido adelante con sus vidas, que no han ido más allá del límite de sus tierras. El mayor, aferrado a un fervor religioso, ocupando el lugar de su madre, transfigurándose en ella ocasionalmente al trasvestirse, y el menor, que pinta obsesiva y compulsivamente cuadros y bocetos donde el diablo está rodeado de jugadores de fútbol americano. Poco ha quedado del hermano que se fue, es difícil para los hermanos encontrar algo reconocible en él, quien parece haber sufrido de amnesia, tampoco sabemos donde estuvo todos esos años. Podemos suponer por las intervenciones deportivas, que se ha dedicado a los desafíos y a las apuestas. Geniales las escenas donde desafía primero a un tenista y luego a un grupo de jovenes negros en un uno a uno. Lenta, pero tediosamente, comienzan a acomodarse las piezas, el porque de la huída, y sobre el final todo parece configurarse en un nuevo album familiar que transmite cierta paz y armonía final.

Charles, muerto o vivo (Alain Tanner, 1969)

Debut del director suizo Alain Tanner, película realizada al calor del mayo francés. Charles, dueño de una fábrica de relojes familiar, vive una vida burguesa también heredada. Un reportaje televisivo sobre el negocio es el detonante para que este hombre confiese ante cámara que la vida que está viviendo no tiene nada que ver con lo que soñó para sí mismo en su juventud. El film navega entre personajes que viven la vida burguesa y quienes la denostan y critican. En el propio seno familiar, el hijo del empresario posee la ambición de la que adolece su padre, mientras que la hija es una estudiante de ideas revolucionarias. Ante esta crisis existencial tardía, al hombre solo le quedará la opción de la huída. Escondido en un hotel un tiempo, conoce en un bar a una pareja de bohemios que viven alejados de todo, en un estado de inocencia libertaria, tal vez la más fiel representación de sus sueños de juventud.